El Institut Valencià de Cultura celebra el domingo 6 de octubre el Dia del Cant Valencià d’Estil, una festividad que lleva celebrándose desde 1998 en la ciudad de Valencia y que reúne a algunos de los máximos exponentes de este género musical popular.
Las actividades comenzarán con una actuación itinerante en el edificio Rialto de Valencia a las 16.00 horas, para concluir con una actuación a las 19.00 horas en el escenario del claustro gótico del Centre del Carme Cultura Contemporània, con entrada libre.
En la jornada, un grupo de cantadoras y cantadores mostrarán todas las variantes del cant d’estil y las ‘albaes’ de L’Horta, que siempre han estado presentes en la vida cotidiana, tanto en momentos especiales y de celebración como en actividades habituales como el trabajo, y son manifestaciones de la música tradicional valenciana que se ponen en valor mediante estas actividades.
Los cantos contarán con las voces de María José Ruiz, ‘Marisé de Montolivet’; Teresa Segarra, ‘Teresa de Paterna’; Mari Carmen Villar, ‘Carme de Benicalap’; Isabel García, ‘Isabel de Quart’; Joan Civera, ‘Joan de la Malva-rosa’; Jacint Hernández, ‘Jacint d’Alcàsser’; Christian Penalba, de l’Alcúdia; y Raúl Luis, ‘Raül del Puig’.
Asimismo, como versadores, estarán Salvador López, ‘Boro de Paterna’, y Fernando Ferrer, ‘’El Rallat de Puçol’.
Como acompañamiento instrumental actuarán los músicos de viento Víctor Gámez, trombón; Enrique Doménech, clarinete y Carlos Sánchez, trompeta. También se contará con la cuerda pulsada de Pep Juste, guitarrón; y las guitarras de Julián Romero y Juanjo Andrada.
La Colla de Dolçaines i Tabals ‘Mal Passet’ de Cocentaina serán los encargados de acompañar la actuación. La coordinación y documentación de las jornadas ha ido un año más a cargo de Jordi Reig.
Cant d’estil
La funcionalidad primitiva y original, tanto de las canciones de estilo como de las ‘albaes’, era la de ser utilizadas en las rondas, aquellos paseos informales por las calles en que la música y el canto daban sustancia a sentimientos aduladores, amorosos y galantes (a veces también groseros) dirigidos a novias, fiesteros o autoridades en general.
Durante el siglo XIX y el comienzo del XX, las rondas, en que se cantaba de manera espontánea con permiso de la autoridad o no, eran una actividad festiva muy frecuente en los pueblos no demasiado grandes y en el ámbito rural.