Las reliquias de San Francisco de Borja volverán a València después de 51 años. Tras las súplicas elevadas a la Compañía de Jesús y con el beneplácito y la autorización del Excmo. y Rvdmo. Sr. D. Enrique Benavent Vidal, Arzobispo de Valencia, el Rvdo. P. D. Enric Puiggròs Llavinés, S.J., Superior Provincial de la Compañía de Jesús en España, ha dado luz verde al traslado de las reliquias de San Francisco de Borja.
La archidiócesis de Valencia se prepara para recibir por segunda vez en 452 años los restos óseos de San Francisco de Borja. La última vez que esto sucedió fue el 31 de marzo de 1973, cuando la parroquia de San Francisco de Borja en Valencia recibió las reliquias de su santo patrón. El 7 de abril de ese mismo año, los restos mortales del santo regresaron a Gandia siendo recibidos en la Plaza Elíptica por Monseñor García-Lahiguera, entonces Arzobispo de Valencia.
Se trata de un traslado que se llevará a cabo desde la capital de España, donde se encuentran actualmente, hasta la parroquia de San Francisco de Borja en la ciudad de Valencia el próximo mes de septiembre y hasta la Insigne Colegiata de Gandia en noviembre. El propósito principal de esta acción es promover y fomentar el conocimiento y la devoción hacia el IV Duque de Gandia y III Prepósito General de la Compañía de Jesús.
La peregrinación de la urna de San Francisco de Borja
Con el anuncio del traslado de las reliquias de San Francisco de Borja desde Madrid hasta la parroquia de San Francisco de Borja en Valencia y la Insigne Colegiata de Gandia, se escribe un capítulo más en la historia de las reliquias del santo.
Desde el fallecimiento de San Francisco de Borja en Roma en 1572, sus restos han viajado a diversas ciudades e iglesias. En primer lugar, fueron trasladados a la iglesia de Il Gesù y luego, en 1617, fueron trasladados a Madrid. La urna fue depositada en la primera iglesia de la calle Prado, Nuestra Señora del Prado, en diciembre de ese año.
En 1622, con motivo de la beatificación del tercer prepósito de la Compañía de Jesús, la reina Isabel de Borbón donó una urna de plata adornada con orfebrería y cinco pequeñas figuras representativas de los primeros santos y beatos de la Compañía. Esta urna fue trasladada a la plaza de los Herradores en 1627, cuando la Casa Profesa se mudó a ese lugar.
Durante los siguientes siglos, las reliquias sufrieron múltiples traslados, incluyendo la expulsión de la Compañía en 1767 y la invasión francesa en 1809. Posteriormente, tras la expulsión de los franceses, las reliquias volvieron a la iglesia de San Felipe Neri en 1814. El viaje continuó a lo largo del siglo XIX, con la urna siendo trasladada a diferentes ubicaciones, hasta que finalmente, en 1901, encontró su hogar en la iglesia de San Francisco de Borja en la calle de la Flor Baja, donde reposaron durante 137 años.